26 noviembre 2006

Más libros, más libres

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La celebración del cuarto centenario de la publicación de la primera parte de El Quijote nos ha traído una estupenda lluvia de ediciones, conmemoraciones, eventos culturales y programas de todo tipo. De todos esos acontecimientos, me gustaría destacar uno muy sencillo, pero lleno de significado, que descubrí en Barcelona hace unas pocas semanas mientras paseaba por la calle disfrutando de la primavera mediterránea. En el paseo por la Diagonal atrajo mi atención el lema elegido por la ciudad para celebrar este 2005, “Año del libro y de la lectura”: Més llibres, més lliures. Docenas de farolas aparecían engalanadas con los carteles de la celebración y en todas ellas figuraban estas palabras que parecen en un primer momento un acertado eslogan publicitario, pero que, si se piensa un poco, se advierte pronto que llegan derechamente al corazón de nuestra vitalidad democrática. No se trata sólo de un feliz juego de palabras, sino que mediante la permuta de una sola letra, tanto en catalán como en castellano, ese lema abre un insospechado horizonte de sentido para la vida de cada uno y para la sociedad en cuanto tal: “Más libros, más libres”.
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Si leemos más libros llegaremos a ser más libres: leer ensancha nuestro vivir, porque amplia nuestras vidas con la inteligencia y la sensibilidad de los demás. Si tenemos más bibliotecas en nuestras ciudades y más libros en nuestras casas, nuestra sociedad puede llegar a ser más culta, más democrática y más libre. Al ver aquel letrero repetido en las farolas venían a mi memoria tanto la información, distribuida pocos días antes, de que los españoles vemos cerca de cuatro horas diarias de televisión, como las pesadillas totalitarias de la quema de libros por los bomberos en Fahrenheit 451. “Más tele, menos libres; más libros, más libres” —repetía yo para mis adentros— y no sólo porque el consumo de televisión embote la mente —que la embota—, sino también por el tiempo disponible. Quienes ven cuatro horas diarias de televisión difícilmente tendrán tiempo para leer algo más que los titulares del periódico.

Hace tres meses presté El maestro de esgrima a un estudiante universitario, atascado en primero de carrera, al que intentaba iniciar en la lectura. Esta semana vino a devolverme el libro muy amablemente, diciéndome con total franqueza que no había podido leerlo porque no tenía tiempo. Pensé yo que aquel estudiante no tenía la suficiente apertura interior para comenzar a leer. Ése es el problema real, hay muchas personas que no tienen tiempo para la lectura: tienen tanto ruido dentro y tantas imágenes en sus ojos que no tienen la paz suficiente para comenzar a escuchar a los demás a través de los libros.

Escribo estas líneas en la biblioteca de mi Universidad acompañado por un millón de libros que me interpelan desde las estanterías con sus voces más diversas. Estoy persuadido de que la lectura resulta del todo indispensable en una vida plenamente humana: “Leemos para vivir”, decía la escritora Belén Gopegui. Quizá sea verdad que quienes vivimos con los libros somos una peculiar variedad del género humano, pero es nuestra gustosa obligación tratar de descubrir a los demás ese tesoro, a los estudiantes y a todos los miembros de nuestra sociedad. La literatura no es sólo la mejor manera de educar la imaginación, sino que es un medio indispensable para aprender a convivir con otras personas, con otras sensibilidades, con otras culturas. Una sociedad sin lectura no puede ser una sociedad democrática: una sociedad sin libros no puede ser una sociedad realmente libre.

“Leer no es, como pudiera pensarse, una conducta privada, sino una transacción social si —y se trata de un si en mayúsculas— la literatura es buena”, escribió el novelista norteamericano Walker Percy. Si el libro es bueno —prosigue Percy—, aunque se esté leyendo sólo para uno, lo que ahí ocurre es un tipo muy especial de comunicación entre el lector y el escritor: esa comunicación nos descubre que lo más íntimo e inefable de nosotros mismos es parte de la experiencia humana universal. Hace falta una peculiar sintonía entre autor y lector, pues un libro es siempre “un puente —ha escrito Amorós— entre el alma de un escritor y la sensibilidad de un lector”. Por eso no tiene ningún sentido torturarse leyendo libros que no atraigan nuestra atención, ni obligarse a terminar un libro por el simple motivo de que lo hayamos comenzado. Resulta del todo contraproducente. Hay millares de libros buenísimos que no tendremos tiempo de llegar a leer en toda nuestra vida por muy prolongada que ésta sea. Por eso recomiendo siempre dejar la lectura de un libro que a la página 30 no nos haya cautivado. Como escribió Oscar Wilde, “para conocer la cosecha y la calidad de un vino no es necesario beberse todo el barril. En media hora puede decidirse perfectamente si merece o no la pena un libro. En realidad hay de sobra con 10 minutos, si se tiene sensibilidad para la forma. ¿Quién estaría dispuesto a empaparse de un libro aburrido? Con probarlo es suficiente”.

¿Qué libros leer? Aquellos que nos apetezcan por la razón que sea, desconfiando por supuesto de las listas de best-sellers: en esas listas están los libros nuevos más vendidos, pero se excluyen los clásicos, los libros “de toda la vida”, que son realmente los más leídos y, en muchos casos, los realmente más vendidos. Un buen motivo para leer un libro concreto es que le haya gustado a alguien a quien apreciemos y nos lo haya recomendado. Otra buena razón es la de haber leído antes con gusto algún otro libro del mismo autor y haber percibido esa sintonía.

¿En qué orden leer? No hace falta ningún orden. Basta con tener los libros apilados en un montón o en una lista para irlos leyendo uno detrás de otro, de forma que no leamos más de dos o tres libros a la vez. Depende efectivamente del tiempo que cada uno disponga, pero hay que ir a todas partes con el libro que estemos leyendo para así poder aprovechar las esperas y los tiempos muertos. Me llaman la atención en los aviones —más en otros países que en el nuestro— las personas que siempre van leyendo y logran así hasta disfrutar con las penosas demoras en los aeropuertos.

Cada vez que cerramos un libro terminado —ha escrito Zanotti— le hemos ganado una batalla a la incomprension”. En la inolvidable versión de François Truffaut de Fahrenheit 451 —la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde— hay una escena en la que los hombres-libro van recitando entre los árboles del bosque el libro que cada uno ha aprendido para transmitirlo a los demás y así poder crear espacios de libertad intelectual frente a la agobiante opresión de la televisión mural y el no pensamiento. A veces llego a pensar que la situación actual guarda cierto parecido con aquella pesadilla totalitaria y, por este motivo, me recuerdo a mi mismo que quienes disfrutamos leyendo debemos decírselo a los demás. Gracián dejó escrito que “nacemos para saber, y los libros con fidelidad nos hacen personas”. De forma más breve, como recordaban en catalán las farolas de Barcelona, “más libros, más libres”.

▼ Jaime Nubiola es profesor de Filosofía en la Universidad de Navarra.

La sonrisa

Muchos pocos hacen un mucho
( Miguel de Cervantes. El Quijote,C.VII –P2ª)

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Que fácil parece sonreír y cuanto cuesta algunas veces. En nuestro trabajo, además de orientar este gesto para la salud corporal, lo hacemos buscando la estética, la elegancia, la presencia.
Recordamos que en la sonrisa bucal pasa por dos puntos, realiza un arco, depende de la cantidad de encía, de la longitud y anchura de las coronas dentarias, su posición y angulación. No es lo mismo el atractivo de la sonrisa vista de frente que de perfil.
Al sonreír interviene de manera importante los gestos, el tono de la voz, matizados por el talante, la forma de ser que nace de lo más profundo del hombre.

Aprender a sonreír no es fácil ni tampoco difícil. Hay multitud de sonrisas: sonrisas espontáneas, sonrisas falsas, sonrisas comprensivas, sonrisas irónicas, etc.
Lo autentico que no lo instintivo se valora. La sonrisa auténtica la agradecemos porqué conlleva buen humor alegría, paz interior. La sonrisa tiene la virtud de perfumar a todas las personas que alcanza. Sonreír cuando en ocasiones no se tienen ganas o tal vez estemos afligidos por una pena o el cansancio, no es cinismo o hipocresía, es un acto extremo de delicadeza, de generosidad. ¿ Que gana uno comunicando habitualmente nuestras penas, cuando tantas veces no las van a comprender por no ser las personas o los momentos adecuados y les vamos a causar un disgusto? “ En el momento en que sonreimos a alguien_Antoine de Saint Exupery_ le redescubrimos como persona y la respuesta de su sonrisa quiere decir que somos persona para el.”

La sonrisa tiene mucho que ver con la serenidad, por el contrario los nervios, las estridencias, los enfados y modales bruscos además de no favorecerla no son nada elegantes. La sonrisa expresa la alegría profunda de una conciencia abierta a otra, la tranquila alegría que nace de dos presencias, una que ofrece y la otra que acoge. Es don y gratitud, criterio del hombre bien intencionado, generoso, suficientemente desprendido como para encontrar su felicidad en los demás. El egoísta no conoce “la sonrisa”.”Vuestro rostro, mi señor, es un libro donde los hombres pueden leer extrañas cosas” puso el inmortal Shakespeare en boca de Macbeth.
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Sonreír puede ser en un momento dado la cosa que más nos cueste, pero es bueno el hacerlo, porque los que nos rodean lo necesitan. Vivimos en un mundo competitivo, corremos mucho y a veces no sabemos a donde vamos, nos ponemos a veces metas demasiado difíciles de conseguir y al no obtenerla nos sentimos fracasados, nos comparamos sin recordar a Cervantes que todas las comparaciones son siempre odiosas. Nos quejamos por tener demasiado trabajo y a la semana siguiente de lo contrario. hemos de aprender a reírnos de nosotros mismos, a no tomarnos tan en serio, a desconectar en el momento oportuno.

Juan Ramón Jiménez inventa el verbo sonllorar, en cierto contraste con sonreír, sin oposición, porque ambas cosas nos ocurren en la vida, La sonrisa se baña en lagrimas de alegría. Quien sabe sonreír sabe sonllorar, también cuando las lágrimas son amargas. El llanto se reduce a su mínima expresión, la tragedia no se alcanza, se reduce a un drama esperanzado.
Corremos el peligro de pensar que la felicidad es como una ensoñación que no tiene que ver con el vivir ordinario y concreto. Lo relacinamos quizá con los grandes acontecimientos, con poder disponer de una gran cantidad de dinero o tener un triunfo profesional o afectivo deslumbrante, o protagonizar hazañas enormes o grandes gestas y no suele lograrse con eso.
La prueba es que la gente más rica o poderosa o más atractiva, oque mejor dotada está, no coincide con la gente más feliz. de entre los pobres, miserables y desafortunados unos son felices y otros no. Para verlo basta con echar una ojeada alas revistas del corazón.

Aprovechemos el trato con nuestros pacientes a lo largo del día para tocar los temas que están en el ambiente y darles una solución buena, verdadera, humana. Muchos quisieran estar en nuestras condiciones con las personas con la boca abierta y poderlas decir todo, con cariño, con verdad, con fuerza y además con tenazas.

“Alondra de mi casa
ríete mucho
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo
Ríete tanto
que un alma al oírte
bata el espacio”

Versos de la poesía “ Nanas de la cebolla”. Miguel Hernández

Joaquín Velasco García en w.w.w.maxillaris.es ( abril.2002. Firma)

01 octubre 2006

Endodoncia



Información Sobre Endodoncia. Conductoterapia


Concepto de Endodoncia

Endodoncia es el conjunto de posibles tratamientos de la patología de la pulpa o “nervio” de los dientes. Estos tratamientos pueden ser:

• protección pulpar (una especie de obturación o “empaste” provisional que pretende la recuperación conservadora de los daños pulpares todavía no irreversibles),

• recubrimiento pulpar (un aislamiento medicamentoso debajo de las obturaciones o empastes cuando la pulpa o “nervio” ha quedado expuesto al aire durante la eliminación de la caries),

• pulpotomía (eliminación parcial superficial de la pulpa, seguida de una cobertura de la herida a la entrada de la raíz con sustancias medicamentosas),

• pulpectomía (eliminación total de dicha pulpa, tanto si es vital – biopulpectomía – como si está gangrenada – necropulpectomía –), seguida por una desinfección, instrumentación y relleno u obturación del sistema cavitario intradentario donde se encontraba dicha pulpa ( conductoterapia ). Por costumbre, aunque impropiamente, suele llamarse “endodoncia” a la conductoterapia (cuya realización supone una previa pulpectomía ), y así lo haremos a lo largo de esta información. Puede ser realizada mediante distintos procedimientos (manuales y/o mecánicos) y diversos materiales y técnicas de sellado o relleno.

Finalidad
La finalidad del tratamiento conductoterápico es poder conservar funcionalmente un diente cuya pulpa está irreversiblemente dañada; de otro modo, debería ser extraído para eliminar el dolor y/o la infección del diente, del hueso y de los tejidos perirradiculares.

Naturaleza de la endodoncia (conductoterapia)

Casi siempre bajo anestesia (salvo cuando la pulpa está gangrenada) y con controles radiográficos sucesivos, se abre acceso a la cavidad donde se aloja la pulpa o «nervio» mediante fresado del diente. Luego se cateterizan los conductillos de las raíces, se vacían de contenidos orgánicos y de restos podridos, se dilatan mediante instrumentos apropiados ( limas , escariadores ), se desinfectan y se rellenan con un material especial ( gutapercha ) hasta un lugar situado junto al extremo de las raíces .

Limitaciones
La conductoterapia constituye un tratamiento parcialmente mutilador del diente , que, aun logrando salvarlo y evitar su extracción, siempre deja unas ciertas secuelas irreversibles ; viene a ser como la amputación de una pierna gangrenada, que permite salvar la vida, pero también deja irremisiblemente una mutilación. Estas secuelas son, principalmente:

• fragilidad y mayor riesgo de fractura,

• un cierto cambio en la tonalidad y traslucidez del diente, y,

• en ocasiones, una pequeña fibrosis periapical (cicatriz radiotransparente en la punta de la raíz), que asemejando radiográficamente la existencia de una periodontitis apical crónica (inflamación permanente en la punta de la raíz).

También hay circunstancias y complicaciones para la ejecución del tratamiento que, sin ser responsabilidad del dentista, pueden imposibilitar la finalidad perseguida, como:

• la existencia de calcificaciones dentro de los conductos o de anatomía complejas de los mismos (bifurcaciones, grandes curvaturas, estrechez ínfima), que a veces impiden su adecuada instrumentación, desinfección y relleno. En caso de producirse cualquiera de estas situaciones sería usted convenientemente informad@;

• la existencia de conductos situados en posición anormal y tan estrechos que podrían pasar inadvertidos y quedar sin tratar (en este caso suelen continuar las molestias, que nos debe Vd. consultar para intentar buscar y solucionar la causa);

• siempre que se endodoncia un diente con una infección alrededor de la raíz, cabe la posibilidad de que no produzca su curación total y la infección cronifique debido a causas variadas que pueden no llegar a conocerse. En estos casos se puede precisar la realización de una apicectomía (técnica quirúrgica para llegar a la infección desde la encía).



Expectativas infundadas frecuentes

• En la endodoncia, como en cualquier tratamiento odontológico, no existe «garantía de por vida». En condiciones normales, el éxito es del orden del 95 % (algo menor en los dientes infectados o en los que tienen anormalidades anatómicas).

• Si la endodoncia no produce la curación deseada, puede estar indicada la repetición del tratamiento conductoterápico o complementarlo con un tratamiento quirúrgico ( apicectomía ). En estos casos, las expectativas de éxito descienden a dos tercios de los casos. De no lograrse tampoco la curación, la indicación odontológica es la extracción ( exodoncia ).

• Los implantes están permitiendo restituir con prótesis fija muchos dientes que hasta hace poco tiempo no se podían reemplazar de esta manera, pero la endodoncia persigue la conservación del diente natural y mantenerlo funcionalmente.

Contraindicaciones y Advertencias importantes
• Si tiene, o cree tener , alergia al látex debe advertírnoslo porque tanto la mayoría de los guantes como los diques de goma (unas membranas para aislar el campo operatorio y proteger las parftes blandas de la boca) lo contienen.

• Si ha tenido, o cree tener, alergia o algún tipo de intolerancia o reacción anormal a los anestésicos locales o a los vasoconstrictores , debe hacérnoslo saber inmediatamente.

• Si tiene hipertensión o diabetes , no se olvide de indicárnoslo, ya que determinados componentes de los anestésicos locales (vasoconstrictores) pueden exacerbársela.

• Adviértanos si tiene Vd. alguna enfermedad cardíaca que aconseje hacer profilaxis frente a la endocarditis bacteriana (fiebre reumática, válvulas cardíacas artificiales, etc.).

• Si es Vd. portador de marcapasos cardiaco , adviértanoslo, porque está contraindicado el uso los aparatos de ultrasonidos utiizados a veces en este tratamiento

• Las diversas modalidades de tratamiento endodóntico no incluyen la reconstrucción o restauración del diente, que deberá realizarse posteriormente, como tratamiento aparte; admite diversas alternativas (principalmente, obturación –empaste–, o refuerzos intrarradiculares y corona protésica ), con ofrecen diferente resistencia a las fuerzas masticatorias.

• La existencia de una endodoncia no previene que ese diente padezca caries, enfermedad periodontal, o cualquier otra afección dentaria , que son patología distinta y ajena a la conductoterapia.

Consecuencias relevantes o de importancia que el tratamiento origina con seguridad
• Los dientes endodonciados son más débiles, porque al faltarles la sangre de su interior, se deshidratan y tornan quebradizos, por lo que pueden generarse grietas inicialmente imperceptibles en la corona y/o en la raíz por donde finalmente surge una fractura .. A este debilitamiento contribuye también la cavidad que hay que hacer en él para endodonciarlo.


Riesgos probables en condiciones normales
• En primer lugar, recordaremos los derivados de la anestesia local , ya comentados.

• Con frecuencia los materiales de corte y sujeción del dique de goma pueden provocar pequeñas lesiones en la zona del diente tratado . Suelen ser leves y se resuelven en unos días.

• Es posible, aunque poco frecuente, que en conductos muy irregulares y estrechos se fracture accidentalmente algún instrumento , que a veces no se puede retirar de su interior e impide la correcta obturación de la raíz. En tal caso sería Vd. informado del suceso.

• Con mucha frecuencia, tras una endodoncia correcta se producen molestias en la zona tratada . A veces se tiene la sensación de que el diente ha “aumentado de altura”; en ocasiones hay dolor espontáneo e incluso se puede producir una inflamación de la zona . También puede ocurrir una sensación de hormigueo o adormecimiento temporal, que por lo común se resuelven espontáneamente . Todos estos hechos se producen por la manipulación mecánica en tejidos vivos que implica la endodoncia y no está en relación con la calidad técnica del tratamiento realizado. Le indicaremos qué medidas debe adoptar y qué medicación tomar según su caso concreto.

Circunstancias particulares del paciente y riesgos relacionados con ellas

• En caso de limitaciones en la apertura bucal, la instrumentación está dificultada, de lo que puede dificultar y enlentecer el procedimiento, y dar lugar a un dolor postoperatorio en las articulaciones témporo-mandibulares (delante de las orejas) y empeoramiento de la limitación de dicha apertura durante una a dos semanas.


• En la endodoncia de un diente que lleva una corona protésica de porcelana, al tener que perforarla para acceder a la cavidad pulpar puede ocurrir que dicho material se fracture o descascarille.

17 septiembre 2006

Información Sobre la Patología de la Articulación Témporo Mandibular (ATM)

Información Clínica Para Pacientes. Información Sobre la Patología de la Articulación Témporo Mandibular (ATM)


Los problemas de la ATM (articulación témporo mandibular) son relativamente frecuentes, habitualmente muy molestos y pueden llegar a producir importantes limitaciones en las funciones masticatoria y fonatoria.

Su origen puede ser muy variado ya que son muchas las estructuras que forman la ATM o que pueden actuar sobre ella. Además debemos tener presente que las dos ATM (derecha e izquierda, que conjuntamente suelen agruparse bajo la denominación «articulación cráneo-mandibular») actúan al unísono y, por lo tanto, la alteración en una de ellas acaba afectando indefectiblemente a la otra. También las alteraciones en la correcta oclusión dental (la articulación entre los dientes de la arcada superior e inferior) termina por afectar a las ATM.

Habitualmente se dividen los problemas de la ATM en dos grandes grupos: funcional y orgánico.

• Los problemas funcionales serían aquellos en los que no encontramos alteraciones objetivas en la articulación, a pesar de existir sintomatología.

• Los problemas orgánicos serían los originados por una alteración evidenciable en la articulación.

Normalmente los problemas funcionales son más leves y fácilmente tratables que los orgánicos.

La sintomatología que producen las alteraciones de la ATM es muy variada, podemos citar por orden de importancia:

• pequeños ruidos o chasquidos articulares,

• dolores a la palpación,

• dolores difusos que pueden aumentar con la masticación,

• limitaciones variables a la apertura con desviación mandibular, e

• incluso bloqueos completos de la articulación.

La evolución de los problemas de la ATM es crónica. Si no se actúa tenderán a empeorar progresivamente haciéndose más patente la sintomatología.

La posibilidad de actuar sobre los problemas de la ATM es limitada y los resultados, en ocasiones, no son muy buenos.

En general todos los tratamientos comienzan por la relajación de la musculatura masticatoria mediante «férulas (o placas) de descarga (o neuro-oclusales, o de desprogramación, …». Éstas férulas son dispositivos que se colocan entre las arcadas dentarias y que pueden tener varias funciones: relajación de la musculatura masticatoria como ya indicamos, recolocación de los cóndilos mandibulares, etc.

En el caso de problemas funcionales se debe equilibrar la oclusión restituyendo los dientes perdidos y eliminando los contactos prematuros o anómalos. Para ello en ocasiones se precisa rehabilitar mediante prótesis toda la oclusión.

En la patología orgánica de la ATM puede ser preciso recurrir a técnicas invasivas como la artrocentesis (punción y «lavado» de la articulación) y diversas técnicas quirúrgicas de resultados variables.

Información Sobre Anestesia Bucodental

Información Clínica Para Pacientes Información Sobre Anestesia Bucodental

La anestesia bucodental es un tipo de anestesia local que:

• persigue anular o minimizar cualquier posible dolor por la intervención terapéutica y

• se realiza mediante la inyección de una sustancia con ese efecto ( anestésico local ) en la zona tratada o en la proximidad de los nervios que reciben la sensibilidad de dicha zona.

La insensibilización es pasajera (de 30 minutos a 3 horas, según el lugar, la técnica y el anestésico utilizado) y se percibe como «hormigueo» o hinchazón (aunque ésta no exista) que puede afectar a zonas vecinas. Al mismo tiempo que la insensibilización, se produce una paralización temporal de los músculos periorales (de los alrededores de la boca) alcanzados por la anestesia, por lo que se puede provocar una pequeña asimetría facial, también transitoria.

La anestesia bucodental es un procedimiento muy seguro con las soluciones anestésicas modernas. Sin embargo, para prever y prevenir efectos indeseados, es fundamental que nos advierta :

• de cualquier alergia que tenga o sospeche tener ,

• de cualquier enfermedad que usted padezca (hipertensión, diabetes, etc.),

• si experimenta mareos frecuentemente y

• de los medicamentos que esté tomando (incluidos analgésicos y otros de uso común),.

Los inconvenientes más frecuentes son:

• Heridas por mordedura de las zonas insensibilizadas (lengua, labios, mejillas). Para prevenirlas, evite masticar y mordisquearse en la zona hasta que haya pasado el efecto de la anestesia

• Daños por la aguja en vasos sanguíneos, nervios, músculos, etc . durante el proceso de inyección. Suelen ser leves y como mucho provocar pequeños hematomas («moratones»), un ligero dolorimiento en el lugar de la inyección, o anestesia o parestesias (sensaciones extrañas) en la zona inervada por el nervio herido durante algunas semanas.

• Son relativamente frecuentes los mareos , bien por la ansiedad (casi siempre inevitable), bien por disminución de la tensión arterial. Si le ocurren, debe comunicárnoslo tan pronto se produzca para adoptar las medidas correctoras oportunas y evitarle tan incómoda sensación.

• Más rara es la producción de una parálisis facial transitoria (de unas horas de duración), por infiltración con el anestésico de la glándula parótida (que está atravesada por el nervio facial), que puede ocurrir durante la anestesia de los dientes inferiores en personas con una mandíbula corta.

Las complicaciones más graves son excepcionales:

• Algunas personas pueden tener hipersensibilidad (alergia) al anestésico o a alguna otra sustancia presente en la solución anestésica sin saberlo. En este caso la intervención del profesional podría tener que ser agresiva e incluso requerir ingreso hospitalario

02 septiembre 2006

El Bruxismo

El bruxismo es un fenómeno que consiste en el frotamiento o apretamiento de los dientes sin que haya un motivo funcional para ello.


Como se puede imaginar, es un proceso complejo y en estas líneas sólo explicaremos las ideas básicas para poder entenderlo. Para simplificar nos referiremos al tipo que es más frecuente y lesivo: frotamiento nocturno de los dientes durmiendo.


El hecho que ocurre es que durante algunas fases del sueño, sin ser consciente la persona, se frotan los dientes inferiores sobre los superiores con movimientos repetitivos de la mandíbula.


La causa suele ser múltiple. Por un lado nos encontramos con un factor local (contactos oclusales anormales, prótesis mal ajustadas, malposiciones dentarias, etc) y por otro, un factor de estrés o tensión psíquica.


La sintomatología es muy variada, habitualmente son molestias inespecíficas en la cara, predominantemente por la mañana. En momentos más agudos aparecen dolores en la musculatura de los maseteros y en la articulación temporomandibular. Si el proceso es más grave, también hay dolores en la musculatura cervical y de la cabeza, síntomas poco frecuentes.


Lo más habitual es que simplemente se observe desgaste de los dientes.


Las consecuencias del bruxismo son variables dependiendo de la intensidad y tiempo de evolución: molestias o dolor, desgaste de los dientes, fracturas de dientes o prótesis sobre implantes, artrosis de la articulación temporomandibular.


El tratamiento habitual consiste en la colocación de una férula de descarga. La férula es una lámina fina de plástico que se ajusta al contorno de los dientes y que ejerce dos funciones:

1.- Inhibe el reflejo de frotamiento.
2.- Impide el contacto entre las dos superficies de los dientes. En el caso de que se siga bruxando, ya no se produce un choque diente contra diente, el plástico de la férula será el que se desgaste.


La férula es muy eficaz, no tiene efectos secundarios. En los primeros días, hay un aumento de la salivación y una sensación de cuerpo extraño que remiten al poco tiempo.


El único cuidado que requiere es limpieza (con agua y jabón) y revisiones periódicas.


Se confecciona en dos citas: toma de modelos para estudio, envió al laboratorio y colocación con ajuste oclusal.


En nuestra experiencia, es un tratamiento preventivo muy beneficioso. A parte de los casos en que hay dolor, si no se previene el desgaste de los dientes, con el tiempo habrá problemas de estética y masticación. Además, cuando sea necesario hacer algún tratamiento del tipo corona, implante, habrá que hacer un tratamiento de toda la arcada (superior o inferior), porque al perder la altura por el desgaste, es imposible hacer tratamientos unitarios

27 agosto 2006

Balance de la propia vida


(Por Alfonso Aguiló)
Hay vidas llenas de aparente éxito que son profundamente infelices y están dominadas por el desencanto ante ese estilo de vida, quizá espléndido en sus resultados, pero que se percibe como suplantador del que se hubiera debido tomar.
A muchas personas les cuesta abordar esa pregunta tan sencilla y tan crucial como es ¿por qué y para qué vivo?, ¿qué sentido debe tener mi vida? Tienden a eludir esa cuestión, a aplazarla continuamente, como esperando a que la misma vida se lo acabe descubriendo.
Lo malo es que, si lo retrasan mucho, corren el riesgo de encontrarse un día con la impresión de haber vivido hasta entonces sin apenas sentido. Y cuanto más tarde sucede esto, más difícil resulta corregir el rumbo. Tanto, que a muchos entonces ese descubrimiento les llena de angustia y lo sepultan bajo la adicción al trabajo, una pose escéptica o un activismo irreflexivo.
Hay etapas en la vida que propician más esa tendencia a hacer balance de la propia vida: la adolescencia, el término de los estudios, la crisis de madurez de los cuarenta o cuarenta y cinco años, la jubilación, la pérdida de facultades propia de la entrada en la ancianidad, etc.
En muchos de esos balances existenciales es fácil pensar (en muchas ocasiones con poca objetividad) que se podría haber hecho mucho mejor uso de ese tiempo de vida ya consumido. Y por eso pueden dejar un cierto sabor amargo, de lo que pudo ser y no fue, de tantas limitaciones, de tantos errores y fracasos.
Pero también esas crisis pueden ayudar a rectificar una vida equivocada. Serán útiles en la medida en que ayuden a tomar conciencia de los errores (y descubrir, por ejemplo, que había bastante mediocridad, o que junto a un cierto éxito exterior se ha llegado a una situación de grave empobrecimiento interior, o que se estaba demasiado centrado en uno mismo, etc.). Podemos sacar provecho, y mucho, en la medida en que ese balance se aborde con ilusión y esperanza de cambiar, sin ignorar las conquistas y aciertos pasados, y sin hacer tabla rasa de todos esos empeños que valieron verdaderamente la pena y que también jalonan nuestra vida.
Es cierto que los viejos hábitos ejercen sobre nosotros una inercia muy fuerte, y que romper con modos de ser o de hacer muy arraigados puede resultarnos verdaderamente costoso. A veces, no nos bastará con sólo una firme resolución y nuestra propia fuerza de voluntad, sino que necesitaremos de la ayuda de otros. Para superar hábitos negativos, como por ejemplo los relacionados con la pereza, el egoísmo, la insinceridad, la susceptibilidad, el pesimismo, etc., puede resultar decisiva la ayuda de personas que nos aprecian. Si se logra crear un ambiente en el que resulte fácil comprender al otro y al tiempo decirle lo que debe mejorar, todos se sentirán a un tiempo comprendidos y ayudados, y eso es siempre muy eficaz.
La reflexión sobre la propia vida aleja al hombre de la visión superficial de las cosas y le hace recorrer su propio camino. La vida le presenta numerosos interrogantes, de los que normalmente sólo obtiene respuestas parciales e incompletas, pero con una reflexión frecuente puede lograr que la multitud de preocupaciones, afanes y aspiraciones de la vida diaria no desvíen su atención de lo realmente valioso.
Por eso es importante que el goteo de pequeños esfuerzos cotidianos no ocupe con tal fuerza el primer plano de nuestra atención que deje sin espacio para las cuestiones de verdadera relevancia.
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