05 octubre 2009

Entrevista del año 2000.UN HOMENAJE A ALICIA DE LA ROCHA .entrevista y audio


Larrocha. Música sobre la marcha 28-09-09
Alicia de Larrocha falleció el 26 de septiembre en Barcelona a los 86 años


Alicia de Larrocha se despide
La pianista catalana se presentará por última vez en el Teatro Colón el miércoles próximo
Jueves 29 de junio de 2000

Cuando el próximo miércoles retorne al escenario del Colón, en el único recital organizado por Festivales Musicales, se cumplirán 39 años exactos desde que Alicia de Larrocha actuó por primera vez en la misma sala, en julio de 1961, con dos sonatas de Scarlatti, la Sonata Op.110 de Beethoven, el Andante Spianato y Gran Polonesa de Chopin, composiciones de Granados y Albéniz.

Tenía entonces 38 años y menos de dos décadas de actuaciones internacionales, iniciadas en 1947 por consejo de Arthur Rubinstein. Después volvió cinco veces más a la Argentina, en 1963, 1966, 1970, 1987 (con una memorable versión del Concierto en Sol para piano y orquesta de Ravel) y finalmente en 1990.

Desde su nacimiento pianístico, Alicia de Larrocha aparece marcada como una especialista de los compositores españoles, Granados, Albéniz, Turina, Mompou, Montsalvage. Pesa demasiado la herencia de su maestro Frank Marshall, discípulo a su vez de Granados, como para no haber conseguido una identificación que otros pianistas no pueden exhibir. Pero con los variados programas de sus recitales y las obras que escoge como solista en conciertos con orquestas, la artista catalana siempre demostró que no está monopolizada por ninguna zona musical. Messiaen, Debussy, su fenomenal versión de la "Fantasía Bética" de Falla, Chopin, Fauré, Schumann, Schubert, los conciertos de Mozart con Colin Davis, las suites inglesa y francesa de Bach forman parte de su repertorio permanente.

Antes de que la distinguida pianista se embarcara en la gira latinoamericana, que incluye recitales en Brasil y Chile, La Nación la llamó por teléfono a su casa de Barcelona y mantuvo con ella el siguiente diálogo: -En la Argentina se dijo que su recital tenía el carácter de una suerte de despedida. ¿Esto es así, realmente?

-Es y no es. Lo estoy pensando muy seriamente y es muy probable que finalmente así lo resuelva. Los años pasan y la verdad es que a mí me preocupa estar en forma óptima para tocar. Cuando note el primer síntoma de que eso ya no sucede, pondré punto. Sospecho que ese día no debe de estar muy lejos. Más bien pienso que está cerca. De manera que si tengo que despedirme, quiero hacerlo cuando todavía estoy con todas las luces encendidas. No dar lástima, ni mostrar deterioros. En fin, ustedes son los que juzgarán.

-¿Y ese retiro, se extenderá también a sus discos?

-Con mayor razón. No voy a dejar documentos para que alguien me recuerde si no es en el mejor estado posible.

-Usted tiene algunas grabaciones que aún no han sido editadas en CD.

-Efectivamente. Tengo grabados tres discos que no se han editado, seguramente por la situación que atraviesan los sellos discográficos en todo el mundo. Pero desde hace tres años, ahí están un Chopin variado, un Granados y dos sonatas de Schubert sin haber salido aún. Me sirve de consuelo que mi caso no es el único.

-Una de sus características siempre fue la de no correr para hacer más y más grabaciones, como se ha hecho habitual en algunos otros pianistas.

-Es cierto: nunca me angustiaron las grabaciones. Un disco siempre me pareció la culminación del máximo perfeccionamiento de una obra musical. No he corrido jamás tras los discos ni he puesto como exigencia que se hicieran nuevos. Además, tengo mis ideas sobre los discos. Prefiero la música al natural, en vivo. Siempre tomé con pinzas la música envasada, que puede retocarse, adaptarse, manipularse, con reguladores de sonidos y otras tantas cosas.

-Los recitales de piano han disminuido mucho con relación a las décadas del 60 y 70, cuando usted venía a la Argentina.

-Han disminuido en todo el mundo. Parecería que es una costumbre que empieza a perderse. No entiendo por qué, ya que se trata de una forma sublimada de hacer y de escuchar música. En un recital, se sabe realmente de qué se trata un intérprete, de cuán profunda es su relación con las obras. Uno está solo con la música y los oyentes. Es el momento de la verdad. Yo seguiré mientras pueda con esta costumbre.

-¿Entonces no se retira?

-Lamentablemente, no soy yo quien decide. El que lo decide es Dios. Vaya a saber qué me tiene reservado. La experiencia y el asentamiento que uno adquiere cuando llega a esta edad son muy valiosos. Pero lo cierto es que me siento más cerca de esa situación que cuando tenía 30 años.

Jorge Araóz Badí .(La Nación .Argentina)