Whitney Elizabeth Houston (Newark, 9 de agosto de 1963 – Los Ángeles, 11 de febrero de 2012), conocida como Whitney Houston, fue una cantante estadounidense de R&B, soul, pop, blues y góspel, aunque también destacó como actriz, compositora, productora, empresaria y modelo.
Gracias por tus canciones. Te tendré presente en mis oraciones.
La Clínica Dental del Dr. Joaquín Velasco, ofrece sus servicios en la calle Gil y Carrasco nº3-6ºB.CP 24001León. (España).telefono 987 26 15 00 El blog contiene información médica y artículos para la vida corriente de cualquier persona
25 febrero 2012
22 febrero 2012
La sobreobturación: accidente o consecuencia. Su incidencia en la reparación posendodóntica. Por el Dr. Fernando Goldberg
Publico estas con lineas, con el deseo que el Dr. Fernando Goldberg , sea aún más conocido por su sabiduría y experiencia endodóntica
Hace ya algunos años asistí a un curso del Dr. Ben Johnson (USA) quien señalaba que la sobreobturación no era un accidente operatorio sino una consecuencia del tratamiento endodóntico. Por otro lado, es muy común ver en los libros de texto a la sobreobturación en el capítulo de los accidentes. Numerosos trabajos publicados destacan la dificultad de realizar la instrumentación y obturación en el punto apical preciso, sea éste el límite CDC, la constricción apical o el foramen apical. Si nos referimos al límite CDC o a la constricción apical ambos se corresponden con una línea sinuosa ubicada a diferentes alturas en cada una de las caras de la raíz. Por otro lado, si pensamos en el foramen como límite apical, éste raramente se ubica en el vértice de la raíz y ocupa, por lo general, más de una cara de la superficie radicular en un plano generalmente oblicuo. Estas situaciones nos llevan a comprender la dificultad de determinar y mantener con precisión el límite apical durante nuestras maniobras operatorias. Tal vez, como lo sugieren algunos autores, deberíamos cambiar el concepto de límite apical por el de zona apical. Podríamos señalar que la zona apical se encuentra entre 0 y 2mm del ápice radicular. Cuando el tratamiento se realiza en el marco de esa zona, el porcentaje de éxitos obtenidos es significativamente mayor. Hoy disponemos de los localizadores apicales electrónicos que nos permiten determinar el lugar de salida del foramen apical. Las dudas respecto a los localizadores apicales son varias: ¿siempre la medida obtenida con los localizadores apicales es correcta?. ¿Cuál es el punto de referencia apropiado que debemos considerar en la pantalla de cristal líquido 0.5 o Apex?. ¿Qué pasa si la zona apical presenta más de un foramen? ¿Cuál detectará el localizador? ¿El más cercano al ápice o el más alejado?. ¿Es probable que localicemos cada uno de los forámenes?. Preguntas que seguramente ameritan respuestas diversas y controversiales. Por otro lado, una vez realizada la obturación endodóntica, la visión radiográfica posoperatoria de la sobreobturación solo muestra la presencia de los materiales radiopacos que ocupan un determinado espacio en la zona perirradicular. Partículas pequeñas son enmascaradas por la imagen radiográfica del hueso y no llegarán a distinguirse. Esto significa que puede haber una sobreobturación y no ser detectable en la radiografía. A lo largo de mi actividad docente de posgrado siempre sugiero de la audiencia que levante la mano quien nunca sobreobturó. Y las manos nunca se levantan. Si buscamos la definición de accidente nos encontramos que se interpreta como un suceso eventual, un acontecimiento fortuito. Ahora bien, si la sobreobturación ocurre frecuentemente y en manos de todos los endodoncistas no parece ser un acontecimiento fortuito. Entonces tal vez sea más correcto pensar en la sobreobturación como una consecuencia del tratamiento endodóntico, resultado de la dificultad de obtener un límite apical preciso y puntiforme que contenga al material obturador, y no un accidente producto de la impericia profesional. De todas maneras debemos reconocer que existen profesionales que intentan ex profeso realizar la obturación endodóntica con una pequeña sobreobturación a través del o los forámenes.
Hace ya algunos años asistí a un curso del Dr. Ben Johnson (USA) quien señalaba que la sobreobturación no era un accidente operatorio sino una consecuencia del tratamiento endodóntico. Por otro lado, es muy común ver en los libros de texto a la sobreobturación en el capítulo de los accidentes. Numerosos trabajos publicados destacan la dificultad de realizar la instrumentación y obturación en el punto apical preciso, sea éste el límite CDC, la constricción apical o el foramen apical. Si nos referimos al límite CDC o a la constricción apical ambos se corresponden con una línea sinuosa ubicada a diferentes alturas en cada una de las caras de la raíz. Por otro lado, si pensamos en el foramen como límite apical, éste raramente se ubica en el vértice de la raíz y ocupa, por lo general, más de una cara de la superficie radicular en un plano generalmente oblicuo. Estas situaciones nos llevan a comprender la dificultad de determinar y mantener con precisión el límite apical durante nuestras maniobras operatorias. Tal vez, como lo sugieren algunos autores, deberíamos cambiar el concepto de límite apical por el de zona apical. Podríamos señalar que la zona apical se encuentra entre 0 y 2mm del ápice radicular. Cuando el tratamiento se realiza en el marco de esa zona, el porcentaje de éxitos obtenidos es significativamente mayor. Hoy disponemos de los localizadores apicales electrónicos que nos permiten determinar el lugar de salida del foramen apical. Las dudas respecto a los localizadores apicales son varias: ¿siempre la medida obtenida con los localizadores apicales es correcta?. ¿Cuál es el punto de referencia apropiado que debemos considerar en la pantalla de cristal líquido 0.5 o Apex?. ¿Qué pasa si la zona apical presenta más de un foramen? ¿Cuál detectará el localizador? ¿El más cercano al ápice o el más alejado?. ¿Es probable que localicemos cada uno de los forámenes?. Preguntas que seguramente ameritan respuestas diversas y controversiales. Por otro lado, una vez realizada la obturación endodóntica, la visión radiográfica posoperatoria de la sobreobturación solo muestra la presencia de los materiales radiopacos que ocupan un determinado espacio en la zona perirradicular. Partículas pequeñas son enmascaradas por la imagen radiográfica del hueso y no llegarán a distinguirse. Esto significa que puede haber una sobreobturación y no ser detectable en la radiografía. A lo largo de mi actividad docente de posgrado siempre sugiero de la audiencia que levante la mano quien nunca sobreobturó. Y las manos nunca se levantan. Si buscamos la definición de accidente nos encontramos que se interpreta como un suceso eventual, un acontecimiento fortuito. Ahora bien, si la sobreobturación ocurre frecuentemente y en manos de todos los endodoncistas no parece ser un acontecimiento fortuito. Entonces tal vez sea más correcto pensar en la sobreobturación como una consecuencia del tratamiento endodóntico, resultado de la dificultad de obtener un límite apical preciso y puntiforme que contenga al material obturador, y no un accidente producto de la impericia profesional. De todas maneras debemos reconocer que existen profesionales que intentan ex profeso realizar la obturación endodóntica con una pequeña sobreobturación a través del o los forámenes.
Ahora bien, producida la
sobreobturación ¿ella per se puede ser la causa del fracaso del tratamiento
endodóntico?. Para contestar esta pregunta necesitamos diferenciar la
sobreobturación de la sobreextensión. Se entiende por sobreobturación, la
extravasación de una pequeña cantidad de sellador o gutapercha hacia la zona
perirradicular (apical o lateral) siempre y cuando se haya logrado con la
obturación un correcto sellado tridimensional del conducto radicular (Fig.1).
En tanto, se designa como sobreextensión, la extravasación de sellador o gutapercha acompañando una deficiente obturación endodóntica (Fig.2).
En tanto, se designa como sobreextensión, la extravasación de sellador o gutapercha acompañando una deficiente obturación endodóntica (Fig.2).
Podemos admitir que el
organismo tolera bastante bien la agresión fisico-química de los selladores o la
gutapercha, pero no soporta la agresión bacteriana que puede persistir luego de
una instrumentación y obturación insuficiente, como sucede en general en la
sobreextensión.
Numerosos trabajos
científicos avalan el éxito del tratamiento aún en los casos donde se ha
producido una pequeña sobreobturación (Fig.3).
Fig.3 A, Rx Preoperatoria con
imagen
radiolúcida
periapical en
un premolar superior. B, Rx Posoperatoria
inmediata con
pequeña
sobreobturación
pieriapical. C,
Control a distancia
donde se
destaca la
reparación
periapical (7
años
después).
La duda es si la
sobreobturación puede ser una razón para retardar el proceso reparativo. Si bien
muchos estudios al respecto sostienen este concepto, es difícil comprobarlo
científicamente.
En el quehacer de mis años
de práctica endodóntica puedo decir que no pretendo sobreobturar como
procedimiento habitual, pero debo admitir que me ocurre con frecuencia.
04 febrero 2012
15 enero 2012
Historia de la endodoncia
Un poco de historia, para saber de donde venimos y hacia donde vamos.
Historia de la Endodoncia.
Rufino Bueno Martínez*
Coordinador del Máster en Endodoncia Universitat Internacional de Catalunya Barcelona,España 1.1. ENDODONCIA EN LA EDAD ANTIGUA: La historia de la Odontología hace evidente el papel primordial desempeñado por pastas y preparados medicamentosos a la hora de mitigar el dolor dental y desinfectar las cavidades de caries junto al tejido pulpar. Tanto es así que ya en la antigua cultura China aplicaban arsénico asociado a "Hovang-Tan" (excrementos de murciélago) en el fondo de las cavidades con el fin de "matar gusanos" que, según ellos, habitaban en el interior de los dientes. En el período comprendido entre los años 3.700 y 1.500 antes de Cristo, los egipcios usaron diversas sustancias para aliviar el dolor aplicadas dentro de las cavidades. Para ello emplearon comúnmente la pasta de comino, incienso y cebolla a partes iguales. En la Grecia clásica Hipócrates practicó la cauterización introduciendo finas agujas calientes en el interior del diente, así como aceite hirviendo o fomentos de apio y beleño. Ya en la era Cristiana, Claudio Galeno observó cómo trepanando los dientes enfermos e introduciendo posteriormente medicamentos en su interior se conseguía aliviar el dolor.
1.2. ENDODONCIA EN LA EDAD MODERNA: Teofosfato Bombarto von Hohenheim , conocido como Paracelso (1493-1541), aumentó el arsenal farmacéutico con valiosos fármacos, algunos de los cuales fueron importados poco antes de América (quinina e ipecacuana son dos ejemplos todavía vigentes; del caucho se obtiene la gutapercha). Hasta el siglo XVI los conocimientos endodónticos permanecieron estáticos, hasta que Vesalio Falopio y Eustaquio describieron la anatomía pulpar, aunque siempre referida a la "teoría del gusano" descrita por los chinos. Eustaquio lo hizo con referencia a los dientes permanentes y temporales. Ese siglo marcó el inicio de la transición que llevaría el mero empirismo a convertirse en ciencia. En este marco mencionamos a Ambrosio Paré , quien recomendaba la aplicación de aceite de clavo (contiene un alto porcentaje de eugenol) a las infecciones pulpares, a la vez que ofrecía algunas indicaciones para el diagnóstico diferencial entre pulpitis y periodontitis. En el año 1.602, Pieter van Forest (dentista de Leyden) publicó las primeras pautas sobre terapéutica de los conductos radiculares, sugiriendo que el diente tenía que ser trepanado, y llenada la cámara pulpar a continuación con Triaca
1.3. ENDODONCIA EN LA ÉPOCA CIENTIFICA: Hasta el siglo XVIII se acumularon conocimientos empíricos. La época científica se inició con Pierre Fauchard , considerado el fundador de la odontología moderna. Fauchard recomendó la introducción de mechas embebidas con aceite de clavo en el interior de los conductos, y en los casos de abscesos introducía una sonda de exploración para conseguir el drenaje de la colección purulenta. En 1728 describe esta técnica como método conservador de los “dientes enfermos y doloridos por caries” . Su terapéutica de conductos para pulpa vital consistía en la cauterización de la misma, procediendo acto seguido al relleno con plomo radicular. En 1746 describe detalles técnicos del tratamiento del “canal del diente”: penetrar el suelo de la caries con una aguja para acceder a la “cavidad dental” y llegar al posible acceso, dando salida a los “malos humores” responsables del dolor. Fauchard incluso recomendaba enhebrar las agujas, para evitar su aspiración o ingestión por el paciente. Recomendaba destemplar las agujas para hacerlas más flexibles y acceder mejor al diente. Se colocaba en el diente, abierto durante un tiempo, aceite de clavo, para al finar “emplomarlo”. Bourdet, en 1757, empleaba el oro laminado para obturar la cavidad pulpar. Edward Hudson diseñó atacadores específicos para la obturación de los conductos radiculares con oro laminado. Josiah Flagg dominaba, entre otras especialidades, la ortodoncia, que “ayuda a la naturaleza a extender en los maxilares una bella distribución del segundo juego de dientes”; la endodoncia, “las sensaciones de los dientes en la cabeza pueden eliminarse mediante un simple, seguro y fácil proceso”; la prótesis (oro fijo, etc); y la odontología conservadora (dientes encofrados y bruñidos de oro virgen, panes o plomo). Hacia 1790 construyó el primer sillón dental. Como corolario de lo expuesto hasta aquí podemos afirmar que hasta finales del siglo XVIII la terapéutica radicular se limitaba al control del dolor mediante trepanación, cauterización y aplicación de medicamentos en el interior del conducto. A principios del siglo XIX surgieron las primeras recomendaciones sobre el empleo de medicamentos específicos para la terapéutica endodóncica: Spooner recomendaba en 1.836 el arsénico para la desvitalización de la pulpa. Maynard fabricó en el mismo año el primer instrumento de endodoncia para poder ensanchar los conductos, y pretendía eliminar la infección de los mismos. En 1864, Barnum inició el empleo del dique de goma como método de aislamiento del campo operatorio. En 1.867, Bowman empleó conos de gutapercha en la obturación de conductos. Witzel, en el año 1.876, impregnaba la pulpa residual con fenol como sustancia antiséptica. Catorce años más tarde, Miller evidenció la presencia de microorganismos en el interior de los conductos y los relacionó con la patología pulpar. Fue Walkhoff en 1.891 quien inició esta fase proponiendo el empleo del paramonoclorofenol alcanforado. Dos años más tarde, Miller empleó pastas momificantes a partir de formaldehído, siendo éstas mejoradas por Gysi en 1898.
1.4. ENDODONCIA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XX El descubrimiento de los rayos X por Röentgen en 1,895, empleados por Kells en 1.899, representó un gran avance para el campo de la endodoncia. Gracias a ellos era posible observar internamente los resultados obtenidos en la terapéutica endodóntica. Ello, que inicialmente parecía iba a suponer un importante avance para la endodoncia, resultó ser, al menos durante un tiempo, su peor enemigo. Al poder demostrar la imperfección de la mayoría de los tratamientos radiculares, William Hunter aprovechó este avance para criticar en 1910 la práctica indiscriminada de los mismos, denunciando también la poca asepsia que los acompañaba. Hunter fue el primer dentista que introdujo el concepto de infección focal, teoría que prevaleció entre los años 1910 y 1928, recibiendo el nombre de Época de la Infección Focal. Onderdonk fue en 1901 el primero en realizar controles microbiológicos en Endodoncia. Más tarde, otros autores, como La Roche, Coolige y más recientemente, Zeldow, Ingle, Frostell, Engstrom, Maísto, Kuttler, Lasala, Castagnola y Selzer han estudiado con profundidad la actividad de muchos microorganismos y la necesidad o no de hacer cultivos previos a la obturación definitiva. En 1921, Billings (EEUU) reafirmó la teoría de Hunter acerca del diente desvitalizado como foco de infección, y mencionó su implicación en algunas afecciones sistémicas. Este hecho dio lugar a que la mayor parte de la profesión odontológica practicase de forma incontrolada las extracciones dentales. Dicha actitud extraccionista no fue compartida por la escuela europea, que ideó potentes agentes antimicrobianos para contrarrestar la idea de Hunter. El hidróxido de calcio fue presentado por Herman en 1920, aunque los primeros trabajos con éxito datan de 1934 a1941. Coolidge resaltaba en 1929 las propiedades irritantes del eugenol. Rickert y Dixen en 1931 desarrollaron un cemento sellador que contenía plata precipitada por electroforesis.
1.5. LA ENDODONCIA CONTEMPORÁNEA Más tarde, al desmoronarse la teoría de la infección focal, disminuyó la importancia de los agentes antimicrobianos intracanalicurares. Estudios posteriores demostraron que una minuciosa preparación biomecánica de los conductos radiculares reducía ostensiblemente su flora microbiana12, e incluso llegaba a erradicarla. En la concepción de la endodoncia moderna tubo un importante papel la aparición de la teoría del “tubo hueco” desarrollado por Dixon y Rickert en 1931. Esta teoría demostraba que un tubo hueco estéril implantado en el tejido conectivo de animales de experimentación provocaba mayor reacción inflamatoria en sus extremos que un tubo repleto de material estéril. De esta teoría nació el concepto de “sellado apical” de los conductos radiculares. A partir de entonces se fueron buscando materiales selladores de los conductos que fueran estables, no irritantes y que se adaptasen lo más íntimamente posible a las paredes del conducto a nivel del orificio apical, para conseguir de este modo un perfecto sellado apical. La investigación continuada, basada en aspectos clínicos y de laboratorio, permitió el desarrollo de nuevos técnicas, nuevos métodos de evaluación, y selección de materiales, que supusieron un progresivo aumento del porcentaje de éxitos. Dos hitos marcan la frontera de lo que podríamos llamar la endodoncia moderna. De un lado la estandarización del instrumental endodóncico, a partir de la prpuesta realizada por Ingle y Levine en 1956. De otro, la aceptación de la endodoncia como especialidad de la odontología por parte de la Asociación Dental Americana, en el año 1963. Desde entonces, si bien se han producido notables avances técnicos y de conocimientos, las bases en que se fundamenta la ciencia de la endodoncia no han sufrido cambios significativos.
Historia de la Endodoncia.
Rufino Bueno Martínez*
Coordinador del Máster en Endodoncia Universitat Internacional de Catalunya Barcelona,España 1.1. ENDODONCIA EN LA EDAD ANTIGUA: La historia de la Odontología hace evidente el papel primordial desempeñado por pastas y preparados medicamentosos a la hora de mitigar el dolor dental y desinfectar las cavidades de caries junto al tejido pulpar. Tanto es así que ya en la antigua cultura China aplicaban arsénico asociado a "Hovang-Tan" (excrementos de murciélago) en el fondo de las cavidades con el fin de "matar gusanos" que, según ellos, habitaban en el interior de los dientes. En el período comprendido entre los años 3.700 y 1.500 antes de Cristo, los egipcios usaron diversas sustancias para aliviar el dolor aplicadas dentro de las cavidades. Para ello emplearon comúnmente la pasta de comino, incienso y cebolla a partes iguales. En la Grecia clásica Hipócrates practicó la cauterización introduciendo finas agujas calientes en el interior del diente, así como aceite hirviendo o fomentos de apio y beleño. Ya en la era Cristiana, Claudio Galeno observó cómo trepanando los dientes enfermos e introduciendo posteriormente medicamentos en su interior se conseguía aliviar el dolor.
1.2. ENDODONCIA EN LA EDAD MODERNA: Teofosfato Bombarto von Hohenheim , conocido como Paracelso (1493-1541), aumentó el arsenal farmacéutico con valiosos fármacos, algunos de los cuales fueron importados poco antes de América (quinina e ipecacuana son dos ejemplos todavía vigentes; del caucho se obtiene la gutapercha). Hasta el siglo XVI los conocimientos endodónticos permanecieron estáticos, hasta que Vesalio Falopio y Eustaquio describieron la anatomía pulpar, aunque siempre referida a la "teoría del gusano" descrita por los chinos. Eustaquio lo hizo con referencia a los dientes permanentes y temporales. Ese siglo marcó el inicio de la transición que llevaría el mero empirismo a convertirse en ciencia. En este marco mencionamos a Ambrosio Paré , quien recomendaba la aplicación de aceite de clavo (contiene un alto porcentaje de eugenol) a las infecciones pulpares, a la vez que ofrecía algunas indicaciones para el diagnóstico diferencial entre pulpitis y periodontitis. En el año 1.602, Pieter van Forest (dentista de Leyden) publicó las primeras pautas sobre terapéutica de los conductos radiculares, sugiriendo que el diente tenía que ser trepanado, y llenada la cámara pulpar a continuación con Triaca
1.3. ENDODONCIA EN LA ÉPOCA CIENTIFICA: Hasta el siglo XVIII se acumularon conocimientos empíricos. La época científica se inició con Pierre Fauchard , considerado el fundador de la odontología moderna. Fauchard recomendó la introducción de mechas embebidas con aceite de clavo en el interior de los conductos, y en los casos de abscesos introducía una sonda de exploración para conseguir el drenaje de la colección purulenta. En 1728 describe esta técnica como método conservador de los “dientes enfermos y doloridos por caries” . Su terapéutica de conductos para pulpa vital consistía en la cauterización de la misma, procediendo acto seguido al relleno con plomo radicular. En 1746 describe detalles técnicos del tratamiento del “canal del diente”: penetrar el suelo de la caries con una aguja para acceder a la “cavidad dental” y llegar al posible acceso, dando salida a los “malos humores” responsables del dolor. Fauchard incluso recomendaba enhebrar las agujas, para evitar su aspiración o ingestión por el paciente. Recomendaba destemplar las agujas para hacerlas más flexibles y acceder mejor al diente. Se colocaba en el diente, abierto durante un tiempo, aceite de clavo, para al finar “emplomarlo”. Bourdet, en 1757, empleaba el oro laminado para obturar la cavidad pulpar. Edward Hudson diseñó atacadores específicos para la obturación de los conductos radiculares con oro laminado. Josiah Flagg dominaba, entre otras especialidades, la ortodoncia, que “ayuda a la naturaleza a extender en los maxilares una bella distribución del segundo juego de dientes”; la endodoncia, “las sensaciones de los dientes en la cabeza pueden eliminarse mediante un simple, seguro y fácil proceso”; la prótesis (oro fijo, etc); y la odontología conservadora (dientes encofrados y bruñidos de oro virgen, panes o plomo). Hacia 1790 construyó el primer sillón dental. Como corolario de lo expuesto hasta aquí podemos afirmar que hasta finales del siglo XVIII la terapéutica radicular se limitaba al control del dolor mediante trepanación, cauterización y aplicación de medicamentos en el interior del conducto. A principios del siglo XIX surgieron las primeras recomendaciones sobre el empleo de medicamentos específicos para la terapéutica endodóncica: Spooner recomendaba en 1.836 el arsénico para la desvitalización de la pulpa. Maynard fabricó en el mismo año el primer instrumento de endodoncia para poder ensanchar los conductos, y pretendía eliminar la infección de los mismos. En 1864, Barnum inició el empleo del dique de goma como método de aislamiento del campo operatorio. En 1.867, Bowman empleó conos de gutapercha en la obturación de conductos. Witzel, en el año 1.876, impregnaba la pulpa residual con fenol como sustancia antiséptica. Catorce años más tarde, Miller evidenció la presencia de microorganismos en el interior de los conductos y los relacionó con la patología pulpar. Fue Walkhoff en 1.891 quien inició esta fase proponiendo el empleo del paramonoclorofenol alcanforado. Dos años más tarde, Miller empleó pastas momificantes a partir de formaldehído, siendo éstas mejoradas por Gysi en 1898.
1.4. ENDODONCIA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XX El descubrimiento de los rayos X por Röentgen en 1,895, empleados por Kells en 1.899, representó un gran avance para el campo de la endodoncia. Gracias a ellos era posible observar internamente los resultados obtenidos en la terapéutica endodóntica. Ello, que inicialmente parecía iba a suponer un importante avance para la endodoncia, resultó ser, al menos durante un tiempo, su peor enemigo. Al poder demostrar la imperfección de la mayoría de los tratamientos radiculares, William Hunter aprovechó este avance para criticar en 1910 la práctica indiscriminada de los mismos, denunciando también la poca asepsia que los acompañaba. Hunter fue el primer dentista que introdujo el concepto de infección focal, teoría que prevaleció entre los años 1910 y 1928, recibiendo el nombre de Época de la Infección Focal. Onderdonk fue en 1901 el primero en realizar controles microbiológicos en Endodoncia. Más tarde, otros autores, como La Roche, Coolige y más recientemente, Zeldow, Ingle, Frostell, Engstrom, Maísto, Kuttler, Lasala, Castagnola y Selzer han estudiado con profundidad la actividad de muchos microorganismos y la necesidad o no de hacer cultivos previos a la obturación definitiva. En 1921, Billings (EEUU) reafirmó la teoría de Hunter acerca del diente desvitalizado como foco de infección, y mencionó su implicación en algunas afecciones sistémicas. Este hecho dio lugar a que la mayor parte de la profesión odontológica practicase de forma incontrolada las extracciones dentales. Dicha actitud extraccionista no fue compartida por la escuela europea, que ideó potentes agentes antimicrobianos para contrarrestar la idea de Hunter. El hidróxido de calcio fue presentado por Herman en 1920, aunque los primeros trabajos con éxito datan de 1934 a1941. Coolidge resaltaba en 1929 las propiedades irritantes del eugenol. Rickert y Dixen en 1931 desarrollaron un cemento sellador que contenía plata precipitada por electroforesis.
1.5. LA ENDODONCIA CONTEMPORÁNEA Más tarde, al desmoronarse la teoría de la infección focal, disminuyó la importancia de los agentes antimicrobianos intracanalicurares. Estudios posteriores demostraron que una minuciosa preparación biomecánica de los conductos radiculares reducía ostensiblemente su flora microbiana12, e incluso llegaba a erradicarla. En la concepción de la endodoncia moderna tubo un importante papel la aparición de la teoría del “tubo hueco” desarrollado por Dixon y Rickert en 1931. Esta teoría demostraba que un tubo hueco estéril implantado en el tejido conectivo de animales de experimentación provocaba mayor reacción inflamatoria en sus extremos que un tubo repleto de material estéril. De esta teoría nació el concepto de “sellado apical” de los conductos radiculares. A partir de entonces se fueron buscando materiales selladores de los conductos que fueran estables, no irritantes y que se adaptasen lo más íntimamente posible a las paredes del conducto a nivel del orificio apical, para conseguir de este modo un perfecto sellado apical. La investigación continuada, basada en aspectos clínicos y de laboratorio, permitió el desarrollo de nuevos técnicas, nuevos métodos de evaluación, y selección de materiales, que supusieron un progresivo aumento del porcentaje de éxitos. Dos hitos marcan la frontera de lo que podríamos llamar la endodoncia moderna. De un lado la estandarización del instrumental endodóncico, a partir de la prpuesta realizada por Ingle y Levine en 1956. De otro, la aceptación de la endodoncia como especialidad de la odontología por parte de la Asociación Dental Americana, en el año 1963. Desde entonces, si bien se han producido notables avances técnicos y de conocimientos, las bases en que se fundamenta la ciencia de la endodoncia no han sufrido cambios significativos.
06 diciembre 2011
04 diciembre 2011
K3 ™ XF de níquel titanio
K3 ™ XF de níquel titanio
K3XF proporciona a los médicos con la seguridad y la auto-centrado características del K3 original y un nivel nuevo y extraordinario de flexibilidad y resistencia a la fatiga cíclica siempre por nuestra propia I-Fase ™ Tecnología. K3XF es lo último en seguridad, flexibilidad y control para los usuarios de lima rotatoria en busca de una lima más fuerte y más flexible.
Características y Beneficios La mitad de la rigidez de otras limas y dos veces más resistente a la fractura Mejor centrado, más estabilidad proporcionada por un país tercero radial Menos posibilidades de transporte De paso variable proporciona más control y restos de canales coronal El mango de acero inoxidable que garantiza Axxess mejor acceso posterior
http://www.sybronendo.com/index/sybronendo-education-video-k3instructionalvideo-espanol-02
K3XF Níquel-Titanio-Files
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K3 ™ XF de níquel titanio Archivos
Números de pieza
K3XF está disponible como un sistema completo a juego con gutapercha. Puntos K3XF papel
K3XF Níquel-Titanio-Files
(paquete de 6)
Conicidad | Punta | 17mm | 21mm | 25mm | 30mm |
0.10 | 25 | 823-0257 | 823-0251 | 823-0255 | 823-0250 |
0.08 | 25 | 823-8257 | 823-8251 | 823-8255 | 823-8250 |
0.06 | 50 | 823-6501 | 823-6505 | 823-6500 | |
0.06 | 45 | 823-6451 | 823-6455 | 823-6450 | |
0.06 | 40 | 823-6401 | 823-6405 | 823-6400 | |
0.06 | 35 | 823-6351 | 823-6355 | 823-6350 | |
0.06 | 30 | 823-6301 | 823-6305 | 823-6300 | |
0.06 | 25 | 823-6251 | 823-6255 | 823-6250 | |
0.06 | 20 | 823-6201 | 823-6205 | 823-6200 | |
0.04 | 50 | 823-4501 | 823-4505 | ||
0.04 | 45 | 823-4451 | 823-4455 | ||
0.04 | 40 | 823-4401 | 823-4405 | 823-4400 | |
0.04 | 35 | 823-4351 | 823-4355 | 823-4350 | |
0.04 | 30 | 823-4301 | 823-4305 | 823-4300 | |
0.04 | 25 | 823-4251 | 823-4255 | 823-4250 | |
0.04 | 20 | 823-4201 | 823-4205 | 823-4200 |
K3 y K3XF gutapercha (paquete de 50)
Conicidad | Punta | |
0.06 | 45 | 825-0645 |
0.06 | 40 | 825-0640 |
0.06 | 35 | 825-0635 |
0.06 | 30 | 825-0630 |
0.06 | 25 | 825-0625 |
0.06 | 20 | 825-0620 |
0.06 | 20-40 Asistente | 825-0600 |
0.06 | Consejo de plumas | 825-0048 |
0.04 | 45 | 825-0445 |
0.04 | 40 | 825-0440 |
0.04 | 35 | 825-0435 |
0.04 | 30 | 825-0430 |
0.04 | 25 | 825-0425 |
0.04 | 20 | 825-0420 |
0.04 | 20-40 Asistente | 825-0400 |
0.04 | Consejo de plumas | 825-0047 |
05 noviembre 2011
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